Un viaje a las entrañas de la central mundial de Ferrero en Italia
Cuando se entra a la zona de producción lo primero que invade es el olor tan característico del chocolate Rocher. Las máquinas, que van a toda velocidad, ejecutan cada una su tarea con precisión.
Alba, Italia.- Un auto BMW que sale de una de las instalaciones de Ferrero se detiene unos metros antes de incorporarse a la calle principal. El conductor baja la ventana, asoma su cabeza y grita con emoción: ¡Paolo, che piacere rivederti a casa! (¡Paolo, que placer verte de nuevo en casa!). Estamos en Torino, al norte de Italia, particularmente en la localidad de Alba, donde se dice que la mitad de la población trabaja, directa o indirectamente, para la marca de chocolates, que en su portafolio tiene marcas como Nutella, Rocher o Kinder Sorpresa. Se cuenta que aquí casi todos se conocen y son como una familia, y por eso la presencia de Paolo Cornero –el italiano que emigró para comandar el rumbo de la empresa global, primero desde Argentina, luego en Brasil y ahora desde México– no pasa desapercibida. Máxima seguridad El éxito comercial y financiero
El ahora CEO y director general de México y Centroamérica se acerca al auto y conversa rápido con su entrañable amigo. Ambos ya cargan con las canas que delatan el paso de los años, pero que quedan en segundo término por la emoción del reencuentro. “Somos una familia que siente el orgullo de trabajar para una empresa como Ferrero”, cuenta Paolo mientras toma del brazo a su esposa Marina Furia, a quien conoció 30 años atrás en la compañía insignia de la denominada región del Piamonte. Ferrero invita a un grupo de periodistas mexicanos para conocer las entrañas de la empresa. Desde los campos, donde siembran el insumo estrella: la avellana; pasando por el Kinder Village, y sus trabajos de responsabilidad social, y, desde luego, la fábrica donde se producen los chocolates, Eso sí, bajo estrictas medidas de seguridad, porque ahí se guardan los mayores secretos de un éxito comercial. Antes de llegar a las arterias de la producción de chocolates se debe cruzar por varios minutos sobre la muy verde localidad de Alba. Domina ese color por los sembradíos de la zona, que básicamente son de la uva, para el vino; las trufas y las avellanas. Tras unos 30 minutos de viaje en auto, llegamos a la calle de Piazzale Pietro Ferrero. En apariencia, la fábrica se ve sencilla desde el exterior. En la parte principal, un letrero en grande y con letras en dorado con el nombre de la marca advierten que estás frente a la empresa de chocolate más importante de Italia. Aunque la fábrica tiene un aspecto discreto por fuera, es del tamaño de 60 canchas de futbol profesional y conocerla a fondo, al menos para un visitante, es imposible por todas las restricciones de seguridad. Una vez adentro se nos da la instrucción de que está prohibido usar dispositivos para tomar fotos o videos; se pide no portar joyas, relojes, pulseras, collares y aretes, y solo se puede caminar por las zonas señalizadas y siempre en grupo. La primera sala a la que accedimos de la empresa creada por los hermanos Pietro y Giovanni Ferrero, en 1946, parece un salón de fiestas para niños. Chocolates por todos lados y de todos los empaques posibles reciben al grupo de visitantes. Colecciones especiales de Kinder Sorpresa de Harry Potter o la Nutella vegana son dos de las novedades que ofrece Ferrero en esta ocasión para los periodistas mexicanos. Nos permiten una pequeña degustación de chocolates. Hay para escoger, chocolate con café líquido, chocolate con cereza, chocolate blanco, un crossaint con Nutella… chocolate, chocolate y solo chocolate. El chocolate que todos hemos probado El orgullo de pertenencia
Después de una introducción en la que se menciona que en esa fábrica se producen 55 productos, se explica que el 70% de los chocolates se elabora ahí, mientras que el 30% restante son productos semiterminados que se envían a otros países para completar su proceso de acabado antes de llegar al consumidor final. Aunque el chocolate es el producto insignia de Ferrero, el líder en ventas es el Estathé, una bebida infusionada similar al té que viene en sabores de limón o durazno. Le siguen en demanda productos como Nutella, Rocher, Kinder Bueno, Kinder Chocolate y Kinder Country. El poder de la mayor empresa de chocolates de Europa se refleja también en su éxito financiero: en 2023, generaron ingresos por 17 mil millones de euros, respaldados por un equipo de 53,000 empleados. ¿Quién no recuerda a Luis Miguel como embajador del chocolate Ferrero Rocher y haciendo comerciales para publicitar uno de los productos joya de la firma? Aunque parezca raro, hubo quienes cuestionaban si la presencia de un artista del nivel del puertorriqueño-mexicano era lo que la marca italiana necesitaba para hacer conocer al mundo su nuevo chocolate. “El tiempo le dio la razón a quien propuso a Luis Miguel. Fue todo un éxito”, dice Paolo Cornero, confesando que él fue uno de los que no estaba muy de acuerdo con que el cantante fuera la imagen. Y tras esa breve introducción nos adentramos al corazón de la fábrica, donde hacen el chocolate redondo, con envoltorio dorado y base café no solo más conocido en el mundo, sino el más regalado en fechas especiales, como la Navidad o el llamado día del Amor y la Amistad. Cuando se entra a la zona de producción lo primero que invade es el olor tan característico del chocolate Rocher. Las máquinas van a toda velocidad y de manera sincronizada haciendo cada una su tarea. La máquina que hace las galletas que son base de la bolita, las máquinas que seleccionan las avellanas, las que bañan de chocolate el molde, la trituradora de avellana, y unas cuántas personas supervisando lo más importante: que la calidad del producto esté garantizada antes de pasar a la zona de envoltorio. Un total de 12 millones de piezas se producen en Alba diariamente. Es decir, la fábrica más importante de Ferrero puede elaborar el equivalente a la población de Túnez, Haití, Bélgica, Bolivia o Cuba. En México podría alimentar de este producto, sin problema, a toda la población que tiene entre 10 y 14 años, que es la más numerosa del país. En 1994, una tormenta inusual azotó en la zona de Piamonte en Italia. La lluvia fue de tal grado que desbordó algunos ríos y con ello vino el desastre: inundaciones en varias partes de Alba, en algunos casos, como en la fábrica de Ferrero, el agua llegó a alcanzar el 1.5 metros de altura. En la planta de los chocolates, hay una parte en la que se indica, aquí llegó el agua, en referencia a la trágica e inusual jornada que echaba a perder años de esfuerzo, de trabajo y que ponía en peligro el sustento de familias. Es imposible imaginar la escena sin que nos lleve a pensar que es el fin de la planta, pero ocurre el milagro. Al día siguiente, cuenta Paolo, con la voz entrecortada, los trabajadores de la fábrica llegaron con palas, cubetas y cuanta herramienta tuvieran a la mano para comenzar a limpiar su lugar de trabajo. “Son esos momentos los que nos hacen percibir el orgullo de pertenecer a una empresa familiar. Aquí nos conocemos todos, nos ayudamos todos. La familia Ferrero es muy querida y no hay en Alba alguien que en casa no esté involucrado con la compañía”. Mientras cuenta la anécdota, nos presentan un video sobre la evolución de la empresa. De fondo tiene como canción Outro de M83. No es casualidad, en uno de los versos de esta melodía se reza la frase: Facing tempests of dust, I’ll fight until the end (frente a tempestades de polvo, pelearé hasta el final). Estamos por abandonar la fábrica, pero antes de eso, se acerca otro trabajador y amigo de Paolo a abrazarlo muy efusivamente… ¡ che piacere rivederti a casa ! Efectivamente, en Ferrero todos son una familia. ]]>
¿Cúal de identifica?