Un deslizamiento de tierra en Papúa Nueva Guinea dejó más de 670 muertos
La ONU calcula que por los menos 150 personas permaneces enterradas después del alud que destruyó casi en su totalidad el pueblo de Yambali.
Más de 670 personas habrían muerto en el enorme deslizamiento de tierras de Papúa Nueva Guinea, estimó el domingo la agencia de la ONU para las migraciones, mientras proseguían las labores de rescate. Los medios de comunicación del país del Pacífico Sur situado al norte de Australia habían calculado que el deslizamiento de tierras del viernes había sepultado a más de 300 personas. Sin embargo, más de 48 horas después, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirmó que el número de muertos podría ser más del doble, ya que aún no está claro el alcance total de la destrucción y las peligrosas condiciones sobre el terreno dificultan las labores de ayuda y rescate. Labores de rescate
"Se calcula que hay más de 150 casas enterradas y que han muerto 670 personas", afirmó Serhan Aktoprak, alto cargo de la agencia de la ONU para las migraciones con sede en Port Moresby, capital de este país insular del Pacífico suroccidental. "La situación es terrible, la tierra sigue deslizándose. El agua corre y esto supone un gran riesgo para todos", añadió Aktoprak. Hasta ahora sólo se han recuperado cinco cadáveres de entre los escombros. Más de 250 casas cercanas han sido abandonadas por sus habitantes, que se habían refugiado temporalmente con sus familiares y amigos, y unas 1,250 personas han sido desplazadas, según la agencia. "La gente está utilizando palos de excavar, palas, grandes horquillas agrícolas para sacar los cuerpos enterrados bajo el suelo", dijo Aktoprak. De acuerdo con la OIM, también han quedado sepultados una escuela primaria, pequeños comercios y puestos de venta, una casa de huéspedes y una gasolinera. El pueblo de Yambali, situado en la ladera de una colina en la provincia de Enga, fue casi totalmente arrasado por un enorme corrimiento de tierras que en la madrugada del viernes sepultó decenas de casas y a las personas que dormían en ellas. La aldea tenía unos 4,000 habitantes y era una base comercial para los mineros que extraen oro de las montañas vecinas.
La oficina de la ONU en Papúa Nueva Guinea dijo que se habían recuperado cinco cadáveres de una zona en la que habían quedado destruidas entre 50 y 60 casas, y que se había informado de varios heridos, entre ellos al menos 20 mujeres y niños. La OIM dijo que la comunidad de este pueblo era relativamente joven y se teme que la mayoría de las víctimas mortales sean niños de 15 años o menos. El deslizamiento de enormes rocas, árboles arrancados y tierra, que en algunos puntos alcanzó los ocho metros de profundidad, acabó también con el ganado, según los socorristas. Las operaciones de rescate se vieron dificultadas además por combates tribales que estallaron a lo largo de la única ruta que conduce a la zona del desastre. Aktoprak aclaró que la violencia tribal "no está relacionada con el deslizamiento" y dijo que las fuerzas armadas del país brindan "escoltas de seguridad" para permitir el paso seguro de las caravanas de ayuda. Las imágenes publicadas en las redes sociales por los aldeanos y los equipos de medios de comunicación locales muestran a la gente trepando por rocas, árboles arrancados y montones de tierra en busca de supervivientes. De fondo se oían mujeres llorando. La carretera de Porgera sigue bloqueada, según la OIM, y la única forma de llegar a la mina de oro de Porgera y a otras localidades aisladas del resto de la provincia de Enga es por helicóptero. La lejanía geográfica y el terreno accidentado y montañoso están ralentizando las labores de rescate y ayuda.
El gobierno y el equipo de ingenieros de las Fuerzas de Defensa de Papúa Nueva Guinea ya están sobre el terreno, pero los equipos pesados, como las excavadoras, necesarios para el rescate, aún no han llegado al pueblo. Según la OIM, es posible que la comunidad no permita el uso de excavadoras hasta que considere que ha cumplido con sus obligaciones en materia de luto y duelo. "La gente se está haciendo a la idea de que las personas que se encontraban bajo los escombros están prácticamente perdidas", declaró la OIM en una actualización anterior por correo electrónico. El gobierno tiene previsto establecer dos centros de atención/evacuación, cada uno en un lado de la zona afectada por el deslizamiento de tierras, para acoger a los desplazados que puedan necesitar refugio. Un convoy humanitario ha empezado a distribuir agua embotellada, alimentos, ropa, kits de higiene, utensilios de cocina, lonas y equipos de protección personal. El grupo humanitario CARE Australia declaró a última hora del sábado que cerca de 4.000 personas vivían en la zona de impacto, pero que el número de afectados era probablemente mayor, ya que la zona es "un lugar de refugio para los desplazados por los conflictos" en áreas cercanas. Al menos 26 hombres murieron en la provincia de Enga en febrero en una emboscada en medio de la violencia tribal que llevó al primer ministro James Marape a dar poderes de arresto a los militares del país. Marape ha declarado que los funcionarios de catástrofes, las Fuerzas de Defensa y el Departamento de Obras y Carreteras estaban colaborando en las tareas de socorro y recuperación. Con información de AFP y Reuters]]>
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